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12 marzo 2020 4 12 /03 /marzo /2020 02:36

 

 

Nélida Arp : Un viaje nocturno a partir de las 0:30 hs

(comenta Irene Marks)

En este libro la autora se abre hacia otras dimensiones, quiebra límites, nos recuerda que más allá del tiempo y el espacio aparentemente reales existen otro tiempo-espacio en el universo infinito. Su estilo despojado y de gran lirismo, nombra con claridad el camino a trazar y los ya transitados para llevarnos de nuevo al punto de partida.

Como parte del cosmos, la voz hurga con la lucidez de una iniciada en la persistencia de lo kármico, el camino del sufrimiento cuya existencia explica diciendo:  “aun no he saldado mi deuda”.

En la noche sucederá ese extrañamiento que la conducirá a decir : “en metales extraños acuño monedas”.

El tiempo kármico de la espera “de siglo en siglo” se hace notar ante el dolor y la falta de respuestas. Esta actividad halla eco en la cita muy apropiada de Marcos Silber que da inicio al libro: “y entró y salió de los días”.

En este 0.30 hs el yo lírico viaja por los tiempos en que la magia era moneda corriente (“Escucharé las antiguas historias del Búho Blanco del Invierno”) y lo mítico se consideraba natural (“el Pájaro Azul que anida en ramas de oro”).

Para eso, se alejará de todo reflejo de la aparente realidad (“taparé los espejos”) ya que busca ahondar en otra zona para perder el “yo” y entrar en nuevas dimensiones.

Ya embarcada en su travesía, nos dirá que “la noche descubrirá sus habitaciones de esplendor y tragedia”. Por eso, en un espacio tiempo diferentes, a medida que la noche avanza, entrará en otra zona con imágenes simbólicas de lo siniestro y a la vez inocente: “muñecas de porcelana (en retirada) bordan camisas de seda” . El lujo, la nostalgia y la opresión rondan a esas muñecas en el espacio nocturno visitado.

Pero este viaje se vuelve ilimitado y se torna metafísico. Ya no es el espejo sino la “Luna de agua” que “se desploma”, o sea que desaparece para dar lugar a otra realidad. Hay un extrañamiento total del visionario: “avanza la carroza roja, con su carga de esferas celestes”, donde lo onírico toma posesión de la palabra, porque cobra también gran fuerza en la vida de la poeta, que percibe la totalidad “atravesando mundos desconocidos”  y enumera, busca, advierte  sobre los “ríos detenidos en sus cauces”  que sin embargo,  constatará desesperanzada,  no proporcionan lo deseado, el fin de la rueda kármica: “sin bancos de arena para detener el tiempo”.

Las imágenes visuales de gran riqueza son sin embargo seguidas por la ausencia de sonido,  un “silencio” que se torna corpóreo, es la negación del todo, es “solo de ausencia”. Hay un dolor total, que la conduce a preferir las otras dimensiones porque: “No quiero que se repita la mañana”. No desea perder “el camino de piedras preciosas”, esa visualidad maravillosa que puebla este libro. Anhela vivir en lugares que ya no son, con gente que ya no es, vencer a la muerte: “Que las jarras ya no viertan cenizas”.

En la segunda parte, el dolor es abierto y el viaje se intensifica cuando “La lluvia espesa, oscura, cae en la ciudad desconocida y vacía”. A la ausencia de sonidos y la oscuridad sigue la magia del descubrimiento: “Incrédulos, los rubíes flotan en el río”.

No hay más que un lúgubre futuro en el día, porque “la madrugada es un planeta arrasado”. Habrá en esa madrugada “un eco, una voz”. Sin embargo, será en la noche donde descubrirá la esperanza porque ”Un camino, sin árboles y sin luna, (…)cruza el mundo”. Los paisajes no son sonoros pero sí coloridos, “pájaros sorprendentes, rojos, amarillos, blancos, abren túneles en el aire espeso”. Ese aire espeso es la fuerza de lo onírico en la que el yo lírico se pierde y se abandona. Abre sus túneles porque el dolor la lleva, sus pájaros son “ciegos”, o sea que la búsqueda será dificilísima, heroica. Hay una luz pesadillesca de fuegos y caminos rojos, donde la falta de sonido convierte la escena en una zona fantasmal: “Avanzan hacia las hogueras callados pastores”.

Hay tanta sombra, tanto dolor en este libro, tanta búsqueda total como de quien todo lo ha perdido, que nos alegramos de pronto cuando “De pronto, un arco iris cruza la filigrana del agua”. El sacrificio no ha sido en vano: “Una puerta se abre en la noche”. La voz que nos cuenta esta aventura confiesa que “Hoy (¿solo hoy?) me alejo del mundo”, y nos señala que “buscaré otro Mundo”, porque el sonido de este mundo “no es canto”.

Desgarramiento sin fin es la vida, cuando la lucidez y la sensibilidad nos condenan a ver y a sentir con fuerza:”A veces, la sangre es una fina aguja en el corazón.” Porque el sentimiento, la pérdida, no pueden ser obviados eternamente: “A veces, el corazón es toda la sangre y el Universo con sus espejos de plata y el tiempo sin fin”. Este último poema nos hace recordar al sentimiento vertido por un maravilloso poeta, Miguel Hernández, cuando nos dice “Me sobra el corazón”.

La poeta reconoce su condena kármica: “Uncida a mi noria de platino, sin horas(…) ando y desando el círculo donde brillan los diamantes negros”. Los símbolos del rojo, el negro, el brillo de lo nocturno y lunar, nos acompañan y muestran cómo la voz custodia lo amado, lo ya muerto, porque nada más hermoso habrá de hallar y lo sabe. El sol, “en un horizonte en llamas” no podrá reemplazar ese brillo adorado de lo perdido.

Hay terribles presagios que el yo lírico valientemente mira con los ojos visionarios bien abiertos: “Cruza la Luna negra por la noche harapienta”. El dolor todo lo invade, hasta las visiones: “la ceniza alcanza el sol y borra una palabra”. Este último verso es desolador, porque conlleva una muerte junto con la palabra, esa palabra que es señal de vida.

En la tercera y última parte hay una cita de una Cantaora andaluza, que vierte su lamento diciendo: “se me caen las lágrimas”.

La tercera parte del libro será a su vez la más metafísica y la más conectada con este Mundo:”Delante de mí, la sombra de un lobo”. Como quien abraza su terror, le pone nombres. Así será, porque, a mi entender, ya no solo se busca con el sentimiento, con lo onírico, sino con la mente. Hay una entrada de la razón que nos desconcierta porque torna lo onírico aun más tangible. “En el camino, en la noche, sorprende un bar azul”. Ese bar azul será todo un símbolo donde se cruzan las coordenadas y pareciera que lo real y lo onírico conversan (“Allí están olvidadas las cosas del Mundo”) y se logra un nuevo nivel de conocimiento: “Sobre cristales, en silencio, rueda el sonido del Cosmos”.

El yo lírico buscará superar lo mediato, lo demasiado cercano y prosaico porque en la desaparición está la amplitud, lo abarcativo del conocimiento:“Quiero borrar mi nombre del desierto”. Su ruego netamente espiritual nos dirá sus anhelos con referencia a su nombre, que representa evidentemente a su ser:“Que habite en un pájaro desconocido” y  “Que cruce inabarcables bosques de ámbar”, o sea, busca el vuelo sin límites. Su sueño es “Alcanzar el Universo y todos sus Reinos” y aun más: “Alcanzar el sueño que se oculta más allá de todos sus Reinos”. Lo inefable y oculto, lo más esquivo será la meta de su búsqueda.

Del sufrimiento surgen las actividades donde el dolor se torna belleza: “Recolecto estrellas negras en una cesta de oro”. La búsqueda con los ojos bien abiertos no evita los malos presagios, al contrario, los persigue: “espejos partidos anticipan que la luz huye”, porque esos espejos rotos, conducen a “la noche brillante que guardás en tu corazón”. Por eso la misma pena será el camino “Espejito, espejito, quiero entrar en tu mundo”.

Con el amanecer llegará la lucha, la contraposición de realidades:” se combate por decir y no decir”. Pero se advierte, que hay “negros pozos donde arde la memoria” y lo maravilloso se da “Cuando es posible pactar con un sueño, para que regrese cada madrugada”.

La palabra se convertirá en el diamante que el yo lírico guarda en la garganta, que se tornará, ya negro, ya rojo, ya azul, ya negro. El brillo de lo oscuro nos garantiza su permanencia, y además su resistencia, porque ¿puede haber un material más resistente que un diamante? La voz resiste y vence, y su victoria mostrará su trofeo: “El silencio en una caja de oro, salvado”.

La fuerza y el viaje de este libro, nacido del dolor y de la conciencia de una realidad hostil, lleva a la poeta a ahondar en dimensiones donde la palabra “cósmico “ es también la ruta hacia lo oculto, y lo onírico se torna realidad palpable .

 

 

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30 junio 2019 7 30 /06 /junio /2019 17:10

 

 

ALREDEDOR DEL CAMINO, de Mario Capasso

Primero voy a hablar de mi experiencia personal con este libro. Cuando comencé a leerlo, no lo hice desde el principio al final, sino que fui leyendo esporádicamente algunos de estos 214 textos narrativos. Los disfrutaba. Se dejaban leer, tenían cierto tono a veces burlón, a veces muy reflexivo o crítico que me agradaban.

Sin embargo, todo cambió cuando decidí leerlo desde el principio. Entonces me sentí cautivada por esta aventura, como lo hice al inicio de El monte análogo de René Daumal. Entonces me di cuenta de la travesía que nos propone el autor. Podría simplificar y decir que el camino es la vida. Pero ¿es así? La larga espera inicial, la ceremonia que nunca se concreta, la burocracia de los que nunca inauguran el camino, la mansedumbre de los que esperan y las frases hechas con las que se consuelan, los que se alejan de él porque no está bien construido, las miles de reflexiones a la que se nos induce. Por momentos hay visos metafísicos, filosóficos, de temores terribles, hasta que parte “el hombre” que se irá encontrando con otros en ese camino defectuoso, pero primero lo hará con su compañera, que pese a que la caracteriza como “su hada madrina”, en un momento determinado lo saca del camino y según dice el libro ”lo internó en la espesura”.

.Es un camino en el que no se sabe cuál es la meta, no se sabe por qué se camina, aunque por ratos se vislumbrará un futuro optimista. Además sobre este camino se dicen horrores, se habla de él como un misterio.”El hombre, ya anoticiado del horror encarnado en el camino, después de sentir en carne propia el pavor inicial dando un salto cualitativo de grandes dimensiones épicas, pasó a considerarlas como meros prejuicios carentes de mayores fundamentos, puras fantasías de los lugareños, que las necesitaban para salir un poco del embole hereditario en el cual vivían”. También esta referencia al “hombre” en texto 12, página 21, “se resigna a enfrentar como sea la lontananza(…) y mientras avanza de vez en cuando algún deseo se le cumple, claro que sí, y también va dejando detrás de sí un reguero de sueños frustrados”

Este hombre así en tercera persona del singular se torna luego primera persona del plural, y aparece una carreta, que aunque” baqueteada”, los induce primero a la esperanza por el camino recorrido y luego a los temores. El cansancio se debe a que por turnos algunos viajeros toman el lugar de los caballos para tirar de la carreta, las condiciones de trabajo son terribles. ¿No nos recuerda esto las condiciones de trabajo actuales, donde empresas como Rappi o Globbo hacen cargar a sus empleadxs pesadísimas cajas sobre los hombros, en una vuelta al Medioevo laboral? 

Se llega al límite de lo absurdo, y sin embargo es tan real, tan representativo de lo que ocurre muchas veces en nuestra sociedad que no podemos dejar de reconocerlo: ”fortalecidos por la renovación incondicional del optimismo, a pesar de los diversos tipos y grados de fiebre que habíamos alcanzado de manera individual, después de bramar a más no poder y de emitir chillidos en tonos diversos, agitando viejos fantasmas del pasado personal de cada uno de nosotros, con el agregado de algunas dosis de desesperación, afinamos las voces y entonamos unas tres o cuatro canciones de gesta”. Pareciera que la necesidad de seguir cerrara los ojos de los transeúntes  a la realidad.   También por otra parte se destaca la necesidad de mantenerse siempre alerta, porque de otra forma los caminantes pueden extraviarse, no sólo ellos sino los que luego salen a buscar a los extraviados y así sucesivamente, una cadena de extravíos.(Texto 6, página 16)

Hay muchos personajes que irrumpen en la narración (como la criatura que llora al costado del camino porque no puede cruzar, mientras todos miran para otro lado) o son introducidos como testigos, por ejemplo, los árboles, que al final de un párrafo largo con palabras dignas que acentúan la solemnidad del momento, “hacen la suya” página 20, “se dan el lujo de ver pasar a los viajeros sin que se les mueva una sola hoja”

También se menciona la indefensión del ser humano, página 20, cuando “el último kilómetro recorrido por un caminante común y corriente cobra de repente un valor inesperado” y se lo relaciona con su lugar de partida, el nacimiento (“el lugar cómodo y seguro desde donde salió una sola vez para enfrentarse a la primera luz del día, chillando como un marrano, a los gritos pelados, pidiendo ayuda desde el vamos”)

 Sin embargo, no solo serán ese hombre genérico, ni ese grupo de caminantes los protagonistas, sino que irrumpirá con toda energía la primera persona del singular,

__ en el texto 13, pág. 32,  “Me avisaron pero no les creí, a lo mejor no quise creerles, no sé”, para anunciar el cumplimiento de una advertencia sobre un hecho extraño, por el cual “la expedición quedó estancada” mientras el protagonista “andaba concentrado en mi mundo hecho de palabrerío inútil”. Será la irrupción de los harapientos y la conversación con “un pibe del grupo de los tristes” lo que impulsará a este protagonista a seguir “para no quedar rezagado, a merced de quienes no tienen nada que perder, salvo un poco de yerba de ayer secándose al sol”.

__en el texto 16, página 25, donde el protagonista cuenta su rutina de hacer un alto, y luego “aspiro la porción de aire más próxima acomodo el cuerpo tomo el envión necesario, vuelvo a encarar la ruta y sigo mi viaje entre la multitud”, o sea, habla de su necesidad de reconocerse un momento como ser individual con pasado propio, antes de volver al anonimato donde es un número más.

__Texto 26, se ve la influencia del grupo en la primera persona, “las jugarretas de una época en tecnicolor, repleta de montones de jugarretas incisivas” “una jornada de filmación donde fui testigo de unas cuantas expresiones filosas…” y es tal la agresión que recibe que ”quedé convertido en un elemento punzante, listo para la agresión”

CABE MENCIONAR QUE, EN ESTE TEXTO,LA TERCERA PERSONA PLURAL CREA DISTANCIA Y VEROSIMILITUD. LA PRIMERA PERSONA HACE PARTICIPE AL PROTAGONISTA, QUE EN ESE MOMENTO SE SEPARA DE LA MARCHA POR ALGUNA RAZÓN, YA SEA PARA CONTAR ALGUNA ANÉCDOTA, YA SEA PARA REFLEXIONAR.

SIN EMBARGO, ES EN LA TERCERA PERSONA DEL PLURAL DONDE AFLORA EL ESPÍRITU DE LA CAMINATA, LA CONVIVENCIA TRAGICÓMICA, LO ÉPICO Y A LA VEZ ABSURDO PÁGINA 19, texto 9 :“y por allí arriba vamos nosotros, tan contemporáneos como todavía optimistas, asumiendo el rol de piratas ilusionados, yendo a la búsqueda del cofre del tesoro enterrado en algún latifundio perdido por ahí…”

Será en esta convivencia donde se dará un Gran Hermano entre grupos, “la convivencia en el seno de la caravana comenzó a adquirir ribetes, que poco  después de una medianoche inconveniente para menores no avispados (…)no resistieron la presión del más mínimo análisis”

Se refiere no sólo al aspecto sexual  sino al “encarnizamiento entre seres humanos que por algún motivo debían viajar bastante apretujados”, aunque siempre están los rebeldes, y pone como ejemplo a“una familia se negó a figurar en los libros de historias interiores” o como aclara el autor “a ser deschavada en su intimidad”

Así vemos en el texto 100, página 84, que cuando hace mucho calor, los caminantes deciden optar por” la desnudez”, “cada uno intentando hacer prevalecer su poder de seducción” y se narra entonces que tiene lugar “un entrevero de proporciones diversas que a veces produce frutos no deseados” La forma de expresar este tema es absurda y al mismo tiempo profundamente irónica.

El cinismo y la ironía aparecen marcados claramente en el texto 32, cuando se habla de los “posibles damnificados por la acción de los cuernos o cuernitos”, “los firmes candidatos a la cornamenta” y se hace referencia” al polvo que viene traído por el viento del norte y el otro polvo que va aparar adonde le venga en ganas”

Otro texto digno de mencionarse, es el de las bacanales de los viernes, cuando según se nos dice “desaparecen los santos y las santas del camino” , ya que“el jolgorio reinante se incrementa hasta alcanzar la cima de de niveles increíbles”(texto 23, página 31)

No debemos olvidar el texto 33, magistral, donde se define a “los fascistas”, que “insisten en su idea fija de que hay un único camino a recorrer”, página 39

Uso del lenguaje: se utilizan expresiones del habla coloquial argentina y sobre todo porteña que dan más naturalidad y fuerza a los hechos que se narran. Por ejemplo, ya hemos escuchado la palabra “embole”, puedo mencionar “a los gritos pelados”;”chirimbolos”, la carreta está “baqueteada”; “toda esta malaria”; “al tuntún”; “papando moscas””despelote”, “achancharse”, “nabo”.

Otro recurso del lenguaje  que otorga el toque cotidiano es la reproducción de letras de canciones en el lugar justo para dar mayor expresividad, “un verdadero  cambalache, un revoltijo de carne con madera” y también citas literarias conocidas, “los árboles no solo mueren de pie”(pág.20)  además de proverbios populares “en todas partes se cuecen habas y se destapan ollas”(página 28)

El mensaje de los viajeros más antiguos se transmitirá  en un determinado momento en un discurso largo y ampuloso, cuya redacción se asemeja al preámbulo de la Constitución.

Es absurdo, es gracioso, es triste y es desopilante ( Texto 5, página 15).

El lenguaje así refuerza esta epopeya que se narra en dos planos: el de la cotidianeidad y el filosófico figurado, altamente simbólico. A veces se destacará el carácter totalmente irreal, el nivel de engaño y autoengaño que confunde a los caminantes, y que se torna confuso hasta volverse onírico por momentos (texto 104, 87 )

No solo los caminantes sino el camino tienen su caracterización, ya que el camino está también personificado  por ser la razón de la marcha, aunque se ignore la meta. “El camino, que a todo esto permaneció expectante, a la espera de los primeros transeúntes y vehículos en serio los que vendrían a justificar su existencia”.

Cuando se habla del camino, el autor enumera razones con circunspección “Cualquier introspección o flojera nuestra podría resultar fatal para la integridad del camino”(Texto 6, página 16)

No debemos olvidar que (pág. 19) “la razón de ser del camino” sigue siendo un misterio y se busca a quien lo descifre. Es un enigma existencial. A veces será “la carretera bastante neblinosa….salida de una irrealidad más fría que la muerte”

 

 Y el final? El autor nos plantea varias soluciones, una la del infierno imaginado que es recreado y hecho realidad por los mismos caminantes. ¿O es el camino mera ilusión de los que escriben? ¿El escritor, el que juega con las palabras habrá imaginado este camino?

Decidan ustedes. Este es un libro para leerlo como cuentos separados, como dije al principio, o como capítulos de una novela que nos concierne a todos. Recomiendo la segunda lectura, pero en esta época de pantallazos digitales, de poco tiempo, también es válida la segunda y muchas veces nos sacará  una sonrisa irónica  si estamos en un transporte público o una reflexión lúcida que nos abrirá nuevos “horizontes”, valga la redundancia con respecto al camino, que no puede negarse, me atrapó en su trayectoria y me parece un libro fascinante.

Irene Marks

 

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29 junio 2019 6 29 /06 /junio /2019 17:03

 

 CARTAS DE OTOÑO,  Sebastián Jorgi

Voy a hablar de esta antología de la obra poética de Sebastián Jorgi, no tan conocida como su narrativa o su novela, pero personalísima, numerosa y digna de ser difundida. Comentaré brevemente los cuatro libros que componen esta obra. Valga aclarar que algunos libros son también antologías de una obra más amplia.

HISTORIETANGOS DE MORBOCHOS Y FROICIDAS (primer libro o antología de tres obras)

Comencemos con HISTORIETANGOS DE MORBOCHOS Y FROICIDAS, donde al canto de los 60, generación del Di Tella y el Cordobazo se unen la voz auténtica del barrio, el lunfardo natural y vivido, el desfile de los grandes de la literatura, la música, el tango y la  vida política. El poeta inmerso en la realidad de su pueblo nos acerca un testimonio vital valiosísimo

Por estas páginas desfilan Julián Centeya, César Tiempo, Cátulo Castillo, Pichuco, Alfredo Carlino, Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Juana Bignozzi, Gianuzzi, entre otros, en la cotidianeidad de los bares, la bohemia, el tango, las discusiones.

Hoy en día la calle Corrientes ha perdido su antiguo encanto, con la desaparición de tantos cafés típicos  y ese ensanche antinatural. Sebastián rescata esa calle, pone las cosas en su lugar Otra vez reviven en sus palabras El Foro, el Politeama, y tantos otros bares emblemáticos de diferentes zonas como Barracas (La Banderita, que dejó de existir en 1983), la Boca(Bar El Estaño) y San Telmo, sin olvidar por supuesto, a su querido Lanús.

Los froicidas, o sea, los amantes de Freud, más intelectuales, y por otra parte, los populares amantes del tango, se trenzarán, se separarán, se unirán para siempre en este libro que se abre a todos por igual. Sebastián canta la amistad entre los que frecuentan los cafés y los bares. las charlas de café, las discusiones, donde se lleva en alto el sueño de la revolución . No olvidemos que Perón está proscripto. En algunos de los poemas se habla de las clásicas redadas que irrumpen amenazadoras en el momento más impensado, con esos , terribles ”identifíquese” o “acompáñeme”- O ese “Amasijaron a Rosendo” del poema GATO NEGRO, dedicado a Rodolfo Walsh.

En otros poemas se advierten el romanticismo, la tragedia y la pasión del tango, como en Una blusa negra en la noche (“..cae la noche sobre su mesa sobre su negro”) ; Riachuelo al Sur, A Isolina in Memoriam (“Vamos que la sangre del Riachuelo ahora son sus labios” )y Embroque(“todo es esta mina debute/que me pone colo con su embroque”). El lirismo alza vuelo en estos tres poemas, con diferentes registros y realidades. Son amores contrariados o tragedias en las que el poeta nos conmueve con su lírica.

Sobre esta obra dice César Tiempo (específicamente lo dice sobre Orsái, uno de los tres poemarios que componen este libro, que fueran publicados bajo el seudónimo de Antonio Albani): “Humor y desenfado en estos poemas ciudadanos; describen con precisión psicológica personajes de la geografía porteña. Este Orsaí, entre la lunfardía y lo intelectual, es un hallazgo. “

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EXTREMA GEMENS (segundo libro)

El fluir de un río lírico caracteriza a este poemario, que transcurre entre estaciones  y terminales de trenes, que el autor bien conoce, y yo también, por eso advierto la fuerza con la que refleja una realidad insoslayable pero que sin embargo sigue igual o peor. Citaré fragmentos de sus poemas que tocan temáticas universales, y nos muestran hasta qué punto somos manejados, y lo duro del día a día del pueblo que transita esos trenes y pierde la esperanza.

Se nos presenta con un vocabulario claro y muy conmovedor el desamparo de la infancia y la indiferencia del mundo. Aquí no serán tangos los que se cantarán, es poesía lírica pero social, dolorosa, denuncia pura de las condiciones de vida anestesiadas en que se vivió en esa época y se sigue viviendo. Poesía universal si las hay.

Citaré ejemplos que hablan por sí mismos, de notable unidad temática.

La falta de futuro toca al niño, nos toca a todos. Cito:

“un niño absorto y boquiabierto pasa/ y se detiene en el mostrador de una panadería”…”se va la tarde/otra vez se hará noche/para el niño acurrucado sin piedad” ”;”calumnias sugestivas/entonces habrás comenzado a comprender/algo/que el niño será mendigo alguna vez/que la verdad/puede ser un señuelo seductor

Y esa conformidad que anestesia y destruye:

 “la clemencia ya no será un lugar posible/ triunfará/la ingenuidad de innumerables rostros sonrientes/que vuelven a casa/ plácidos del deber cumplido/en rigurosos andenes/jaula adentro”

hay que asentir con la cabeza/cerrar los ojos y esperar el balazo por la espalda”…”habrá  que prender la televisión/ver/el noticiero con las nuevas órdenes impartidas,

El dejarse usar, las miserias cotidianas que a nadie son ajenas, la identificación con su pueblo  Ahora qué /acaso viajamos o vivimos empujados desde el crepúsculo/campo/noche”¸”contigo los desfallecientes esperpentos de la Plaza”; “crees contemplarlos tras tu lente intelectual/eres uno más”

La absoluta actualidad de estos poemas, como sucede con otros libros de Sebastián, no puede obviarse.

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CONTRA LAS CUERDAS (tercer libro)

Este libro, de un hondo dolor existencial y a la vez social, parte de lo pugilístico para abordar lo filosófico,  y en él se alternan poemas y textos en prosa, pero en ambos casos la poesía está presente como aliento y visión del mundo.

El libro consta de 41  textos, de los cuales los 23 primeros son poemas donde el otro yo del boxeador le habla muy poética y a la vez coloquialmente. Desde el texto 24, estamos en presencia de breves prosas altamente filosóficas donde se reflexiona sobre los hechos sucedidos o por suceder.

La tragedia de un boxeador golpeado que regresa al barrio para la pelea final se convierte en la eterna lucha del hombre contra el destino, la necesidad de sentir valor y afrontar los golpes con dignidad. A este impulso trágico se contrapone el impulso vital, el del goce, el eros y thanatos que presiden la vida.(iv.”muchacho/vuelves a pensar / en ese rostro de labios carmines/invítala/te contará su triste historia/y todo okey”.)

Debemos destacar el uso de la segunda persona singular en este libro: es el boxeador que se habla a sí mismo, se da ánimo, comenta los pasos a seguir. Es así como en la intimidad cada uno se dirige a sí mismo y en la desesperación decide qué hacer, qué rumbo tomar. Esta segunda persona, repito es un gran acierto, porque psicológicamente nos vamos identificando con ella, con sus sufrimientos y sus sueños en ambientes pocos propicios. Así, en este desdoblamiento, en los momentos más terribles, como diciembre del 2001, la segunda persona le dirá: “dales duro”, como si estuviera luchando no solo contra su oponente, sino contra todo un sistema injusto.

El consuelo se busca en la vuelta al barrio, sin embargo,  ni siquiera ese hecho produce la satisfacción deseada ( VI. en el barrio no hay nadie¿por quién has regresado?), aunque por momentos parece darle cierto coraje (refréscate/¿contra las cuerdas?/sal/vendrán vecinos/amigos/bailotea en el ring)

Con el fondo de un país atribulado por terribles acontecimientos entre los que se mencionan

 la tragedia de la AMIA(xi. Otro estruendo?(y tan cerca Dios mío)/es 18 de julio/faltan minutos para las 10),

 la guerra(¿alcanzarán los discursos y las flores /y las lágrimas y las compungidas/ caras /maquilladas de las autoridades? /no ha pasado ninguna guerra”),

sin olvidar el 2001(¿”y ahora en 2001 otro diciembre/negro de pobres y más pobres/ánimas empobrecidas con noche mala/y magra navidad?)

y esa presencia amenazante que espera, y a la que habrá que enfrentar(“llegarás al último round/no hay demonios ni críticos/sólo/un Ogro en el bosque/interminable”)

La segunda persona llega a su punto filosófico más alto en el texto XXX, escrito en prosa: “No habrá hechos ni pruebas ni evidencias definitivas, muchacho” Aquí se nos interpela a todos, con lucidez escalofriante, y se desnuda la implacable injusticia del sistema en que vivimos: “El monstruo de sangre fría morderá tanto la gramática primitiva como la más sofisticada. Toda convención será transgredida. Los acusados serán siempre culpables”.¿ No les parece actual?

¿Cómo enfrentar la muerte? desde Jorge Manrique se ha enaltecido “la buena muerte”, como la muerte valiente, la que se enfrenta con valor, y así  sucede dolorosamente :“La higuera y la parra anunciaban acaso la noche de un boxeador groggy, que continuará la pelea hasta el final”.

 La injusticia de ser pobre, de tener que pelear para vivir, el martirio anónimo de tantos explotados están en este libro, que a todos nos duele, y en esta sociedad, poco igualitaria, hay quienes lo  sufren mucho más que otros.

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   MAPPA MUNDI  (cuarto libro)

En esta Mappa Mundi el poeta nos habla desde un lenguaje originalísimo, profundamente humano, que como forma de expresión de lo social, lo político, lo histórico y lo local en todos sus matices esencialmente argentinos, recrea en el lector distintos sucesos e hitos de un siglo doloroso, con sus compositores de canciones, sus tangos, sus referencias futbolísticas y pugilísticas, sin olvidar las voces de los mártires, los que fueron artífices del cambio social y por ello dieron sus vidas.

El autor, testigo vivencial y profundamente conocedor de lo popular, nos habla de los “niños vencidos” “de cara al suelo”, a la vez que su voz denuncia el ataque a la inocencia  y nos traslada de lo universal a lo local, sin caer en el intimismo, llevando el “pinta tu aldea y pintarás el mundo” de Tolstoi a su grado sumo.

Se marca el contraste con referencias a la banca financiera internacional, señalado por términos en inglés, que se oponen a palabras de canciones referidas a momentos durísimos como la guerra de Malvinas, “el monstruo es grande y pisa fuerte”, que sabemos se refiere a la composición de León Gieco popularizada por Mercedes Sosa.

La aldea global, los medios que golpean con implacable frialdad, en nombre de la banca internacional y del lucro de la guerra resultan en el lamento lírico que nos derriba con su veracidad y dolor, el de la infancia, el de la marginalidad y la lucha por la justicia, con sus héroes y mártires, como los del Cordobazo o Kostecki y Santillán.También ese “che, Accavallo, vení”, “un gancho –che Horacio- a la malaria” junto con el drama de “las pálidas vecinas” que protagonizan “la telenovela del país”. No olvidemos la ironía que campea también en ese “Siempre hubo pobres”. Tampoco lo espiritual  le es ajeno, el sentir el dolor del otro como propio, el amor al “barrio”,  como también  lo expresó el poeta Carlos Giovanola, que al igual que Sebastián provenía de la zona sur de Buenos Aires.

Al estilo periodístico entrecortado, que dispara noticias como dardos, se suman la ternura de las canciones infantiles y las letras de tangos, boleros y rock que penetran en la realidad nacional e internacional.

Una voz indispensable, un camino que también recorrieron Nicanor Parra, Roberto Santoro y Simón Kargieman, y que el autor transita en su personalísima expresión, sumándole su largo compromiso con la realidad desde el periodismo.

Cuando la voz es meta y llegada, cuando estamos en esa voz, cuando lo que se  dice es “emblemático” de un pueblo, como afirmó el querido Ernesto Goldar, al referirse a la obra de Sebastián Jorgi, estamos ante una obra que nos compromete directamente desde el corazón.   

Irene Marks

 

 

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9 julio 2018 1 09 /07 /julio /2018 16:00

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SOLEDAD DE LAS PARTITURAS

Desde el título Soledad de las Partituras la autora nos remite a la Música (con mayúsculas) pero no solo a la música en sí, sino a su representación material: las partituras. Las partituras están “solas” (¿por qué? ¿nadie las interpreta?¿quienes las interpretaron ya no están?) Las partituras han quedado como mudos testigos de los hechos pasados y nos conmueven, porque cada músico ejecutará su música en forma única e irrepetible.

Esta misma nostalgia, este lamento, esta memoria se aplican al amor con mayúsculas y minúsculas. Al  Amor con mayúsculas solo se lo ha vislumbrado pero aún no puede nombrárselo y se habla de su música como una sombra. Hasta el dolor mismo del amor perdido puede o no olvidarse, y ese olvido se vive como una traición a sí misma. Por eso con Bertold Brecht, se pregunta: “Donde están las lágrimas de anoche”

En el poema Soledad de las Partituras que da título al libro, sugiere “sueñas que te mueres en la más absoluta soledad” y sin embargo, intenta retener su voz, que permanece “en mi violín Silencio, que revive tocando místicas partituras”. Allí mágicamente sobrevive su voz.

En Sótanos Abolidos, dedicado a su madre, comienza diciendo “Qué desdichados somos cuando amamos” y finaliza con ese “Qué desdichados somos si no amamos”. Allí plantea claramente el dolor  de la mujer que calla: “Tantas veces se abolieron los sótanos del Cielo, Mamá”  y habla del padecer femenino íntimo y a la vez universal  como “un tejido larguísimo de años y Penélopes”, de vidas acorraladas. En este poema cita al poeta Ignacio Beola, a quien llora, el que certeramente dijo “Qué puede hacer el Sol con la tristeza de los hombres?”

Me resulta particularmente conmovedor el poema dedicado a Eduardo Birabén, fallecido en España, querido poeta del grupo el Cañón Oxidado, hombre auténtico de muerte absurda (atropellado cuando andaba en bicicleta) En este poema dice “Qué taciturno mar en lo profundo”, cuando refiere que desde los abismos del dolor y a causa de ellos “con urgencia has alzado tu tienda en el Desierto donde todo sucede”.”La Rosa”, así con mayúsculas, es la vida, la belleza, lo fugitivo e inasible, eso que cuando “ocurre en los ojos del día” justifica toda una vida. Esa Rosa será lo que busca  el poeta.

La Poesía, por otro lado, será ese “diamante oscuro en la sombra del día”, cuando “el poema nacido en la curva del espanto pero fiel a sí mismo nos pone entre los labios una corola azul”. Esa secreta voz que busca aún en las circunstancias más terribles, que lanza su “Aullido”, que se conmueve por el “lobo vulnerable”, porque el “dolor crece igual, aquí o en Tokio”, será la voz que no calle su protesta sufriente.

Esa voz por eso abogará por los derechos de los inmigrantes clandestinos, marginados,  como loa africanos, pero podría hablarse de muchos más también en nuestra América, de los que “saltamos a los días también innumerables por los agujeros migratorios de un mar perturbado y célibe, navegando cayucos y tan solos”. La indefensión, la discriminación y siempre la soledad.

Hay mucha soledad en este libro, mucho amor por los abandonados, los marginales, los lobos vulnerables, y el Equilibrista (con mayúscula) es quien busca y “podría hallar cobijo”.

También se advierte, con gran humildad, “en un rinconcito del balcón diminuto”, un deseo místico, “a escondidas de mi carcelero”. Ese deseo místico de completarse, se expresa sublimemente en estas palabras, donde se unen los amores que se han vivido y el amor al absoluto: “vos solo esperáme, que ya voy llegandito, para hablar contigo y abrazarnos”

 

Irene Marks

(presentación del libro Soledad de las Partituras realizada en abril de 2018 en el Encuentro Nacional de Escritores “La Luna con Gatillo”, en Sauce Grande, Provincia de Buenos Aires)

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27 mayo 2013 1 27 /05 /mayo /2013 16:06

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Terrestre de Gustavo Tisocco: Una “Rayuela” poética

 

Penetrar en este libro es recorrer un mundo complejo, una trama “terrestre”, sostenida por senderos que la recorren como al descuido, y constituyen, sin embargo, los cimientos de la obra. Las sendas de gran delicadez están punteadas por una serie de poemas de doble estructura que asimismo meditan y reflexionan sobre la vida planetaria, ya sea desde el punto de vista de sus habitantes(“Del corral /al camión de ganado”), ya sea desde la óptica de los elementos que componen nuestro planeta (“Y volverá el desierto/ a ser mar”) y las grandes desgracias que aquejan a miles de personas, entre las que cabe mencionar especialmente las desgracias de la guerra(“Viven entre tanques”) y la pobreza (“Ese niño cayó/poco antes de llegar al pan”)

El yo lírico se compromete hondamente con la palabra, ya desde el primer poema del libro, donde hay una personificación de la poesía y se menciona la entrega recíproca entre la palabra y quien la trabaja (“me diste de tus manos/las líneas de la suerte y fui rehén/ de tus trazos de tinta”). Por otro lado, la poesía también asume su papel de verduga (“Hay días/ en que soy un látigo/desgarrando mi espalda”).y de “bestia” que posee al poeta  (Ella me saca/me pone en la jaula,/me amamanta/me deja sin comer.” ) Así, ya se nos adelanta el viaje cíclico que iniciaremos en uno de los caminos a recorrer.

 

Sin embargo, esta introducción no nos prepara para la entrada en un mundo que nos sumergirá en su totalidad, donde los temas y la forma van tomados de la mano para señalar el rumbo (para quien quiera verlo).Este es un mundo “terrestre” porque el yo lírico se asume como portador de un mensaje, y además porque nos habla de la infancia, de la magia, la muerte, la sexualidad, los hechos terribles que ocurren y toma partido, se desviste en esa palabra desnuda que marca la urgencia de un aquí y ahora donde nos enfrentamos a una encrucijada. Debemos siempre recordar la unidad entre la vida y la obra de Gustavo, que se da por ejemplo, en denuncias concretas, como cuando habla de Nemat Safavi en Irán/(”Y te llevarás parte de mí, de él, de muchos”) e incita al cambio(“Y será una revolución/amar después del vendaval”).

 

Por ese motivo, zambullirse en este libro es andar zonas donde la infancia y la muerte se tocan (como el poema que habla de la muerte de Arielito) donde la naturaleza cobra gran importancia, al igual que la lluvia. Señalaré especialmente ese poema que comienza: “De chapa quiero mi tumba/de zinc/y retornar a las tardes aquellas,/tardes de siesta,/y lluvia golpeando en el techo.”

Cabe destacar la frescura de las vivencias de infancia, con una auténtica mirada de niño (“Exiliado de las tardes/jugando a la payana”)y al mismo tiempo, el desdoblamiento, la visión del adulto que recuerda o denuncia (“Llora la niña que carga a la niña”).

La infancia, de hecho, señala los sueños simbolizados por esa mariposa que sería “vuelo durante la siesta” y lo efímero está señalado por la muerte de esos sueños en la adultez (“Pero un alfiler la atraviesa y es derrota”). La naturaleza nos canta también desde esa infancia, donde habitan las leyendas populares mágicas (”El niño no quiere dormir la siesta y se escapa al río, pese al Pombero, al dueño del sol”), con la naturalidad que llega de su Corrientes natal. Además, el anhelo de unión con esa fuerza “terrestre” lo marca:”Hubiera sido un milagro/permanecer/ por siempre en el verde”.

 

El final es una liberación que se manifiesta en forma poética, ya que se desata el fluir del torrente léxico, el ser que se abre en “el hombre triste” y también en la visión de sí desde los otros, en lo que quedará luego de la desaparición física: “Si preguntan por mí”.

 

La muerte es vista desde dos puntos de vista, el natural y cíclico, integrado a la naturaleza, y el que es producto de la violencia (“Nosotros asustados, escondidos y dóciles,/sabemos/que alguien hoy se despide, será encontrado.”)En el primer caso advertimos la serenidad de la unión con el cosmos, mientras que en el segundo se nos presenta el desgarramiento, la inequidad, la represión (“Los caídos nos gritan desde el fondo/donde padecen frío,/abandono, sed,/ausencia de Dios”).

 

Gustavo, al hacer un balance de este planeta , no olvida la magia, en el erotismo unido a lo sexual (“Yo amo a un hombre pez”) y el tono amatorio que se refleja en la voz de la naturaleza (“todos hacemos el amor/cabalgando bosques”) y en la rebeldía desde lo filosófico (“mordí todas las manzanas del paraíso/y hasta me burlé de la serpiente”) que se une a la pura pasión (“Piedad dirás después del beso/de la mordedura atroz/la fatiga”; “Nos amábamos sobre las uvas caídas”)

 

Por último, esta rayuela a la que se hace alusión, como ya mencioné, consta de  estructuras que reflexionan, y a veces toman un sesgo de haiku (:“La cigarra canta (…)La felicidad/ depende de un instante”; “Fui barco/y olvidé al mar”;”Un caracol sin casa/grita en la calle,/se muere en la calle/ se muere”.;”Hay un animal caído/sobre tu sombra triste”; “A esa flor/le prometieron un jardín”), y nos van guiando a través de iluminaciones (“La poesía es una celda de luz/que nos mutila”) llevándonos a esta gran declaración de principios: “Después de todo me desnudo/y salto el muro”.

 

Por eso, saltemos nosotros también el muro, y como en el caso de la Rayuela de Cortázar, hagamos nuestro este libro, transformándolo con nuestra lectura en un símbolo que nos represente también, para ahondar en lo “terrestre”, desde las diversas casas y saltemos hasta llegar al “Cielo” donde cada uno sabrá cuál es su más profundo anhelo, en lo personal y en lo que concierne a todos. Pues, como dice Gustavo, hay muchas cosas obvias que ignoramos: “Aire y mar /Ambos no saben /que comparten el cielo”.

 

 

 

                                                                                  Irene Marks

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25 octubre 2012 4 25 /10 /octubre /2012 15:44

 

 

 

 

 

Susana Cattaneo comienza este libro hablando de un exilio, y lo hace desde un paisaje interno y externo, que nos introduce en su mundo, un mundo donde aun “el ave-sol”, como ella lo llama,  sufre la herida  “en la mirada”.Ese” baño de lluvia y barro” que empaña el esplendor solar es el dolor, ya que en  este libro hay, ya  no un corte abrupto, como en el anterior Bufanda de Pájaros, producto de una gran pérdida, sino una evolución de esa pérdida: un cambio cualitativo en la forma de percibir el mundo, ese mundo que para muchos se convierte en “una cascada de frío”.

Dante en El Infierno, Segundo Círculo,Canto v, hace decir a Francesca:” No hay mayor dolor, /que, en la miseria recordar/el feliz tiempo...”. Susana retoma esta temática al decir: “estas agujas cruzan números de tiempo para exiliarme de la esperanza”:“Es mi exilio de ti, de un abrazo que nunca”, “Es el lugar de los solos, los que parten hacia túneles mojados de tristeza”.

  La vida, el ser,  quedan duramente divididos entre el tiempo solar anterior y el tiempo gris del presente, ese eterno lunes, o esos sábados donde la soledad se hace aún más notoria.(“sábado el lugar de los solos”) , esa realidad que produce escisión , despersonalización del ser, división entre tiempo solar y gris .Contrastan la “lluvia celeste” y  el “tiempo muerto”, donde repica la idea de movimiento de  “la lluvia celeste sobre lo quieto, los ojos muertos”. Esto acentúa aún más el contraste del presente opaco  con lo perdido, que se expresa  “como piel de ángeles nuevos”. El ser ha quedado en el sol, con su magia y fuerza vital. Este es el momento donde el dolor lleva al extrañamiento  y  el yo lírico se refiere a sí mismo  como “Extranjera de mí” “Exiliada de los ojos de Dios”.Sin embargo, cuando se aleja el sol radiante, la voz poética expresa con ternura al ave-sol embarrado y lluvioso, con cariño por su falta de esplendor

En la segunda parte, llamada El Desamor, el amor está personificado y su partida se debe a que “No ha de venir, soy el pasado”. Esta idea del amor es también la de los trovadores, que advertían la gloria del amor romántico como fuente de gozo y también de sufrimiento. El desamor y sus víctimas abren el camino de otro sol, no tan espléndido, pero de intenso compromiso con el otro, más abarcador.

  De lo anterior resulta una cosmovisión en la cual la sociedad con la que se asocia el yo lírico y con la que siente hermanado es la de los exiliados, los que también han perdido el sol, los marginales que deambulan por una zona donde no hay regreso posible. Con intensa comprensión llega el mensaje de los que llevan la voz más auténtica, porque nada tienen que perder. También recibimos la percepción del frío, de la falta de interés de la sociedad: como consecuencia de”el desamor” , que se nos revela en la tercera parte llamada Imágenes:”Sus uñas tienen toda  la suciedad de la injusticia”; “El colchón desvencijado al costado de un pino”.Pero  la injusticia también tiene otro costado,  el patetismo tierno del abandono, expresado en voz de otra dimensión, la luz de un corazón lírico: “la primavera había adornado su pelo con golondrinas rosadas y azahares rubios.”; “una botella de cervezas con burbujas de sueños”; aquí se habla de la esperanza del que no quiere o no puede transar, o no le es permitido hacerlo por nacer en la miseria.

En cuanto a la cuarta parte, titulada justamente Esa nostalgia de mí,  sólo cabe decir que se la puede inscribir entre las grandes expresiones poéticas del  amor, el gran amor, el que nos remite al hechizo de la vida. Quiero ante todo, hablar de las imágenes en este libro, imágenes cuyo gran logro consiste en que perdemos la noción de que son imágenes, ya que  las palabras forman una unidad que nos conduce:”esas palabras con brillos de jilguero”. Ese hilo lírico nos lleva  en la búsqueda del amor, los contrastes, lo onírico (“Un día fue a visitar el lugar donde dormían los crepúsculos”) y  lo mágico, que nos transporta con su hechizo al mundo de la infancia perpetua, la magia de la poesía: “Por el camino de piedras van duendes con cestos de uvas”.

Esa voz que canta al amor, el amor pasado que duele al recordarse, se expresa en el lenguaje del imposible, en el “agua incendiada donde levanta su vivienda el último asombro olvidado”, esa paradoja - oxímoron que se resuelve en el lenguaje poético, en la tradición de los grandes poetas como Quevedo, que habla del” polvo enamorado”, o como Safo, que aquí se refleja en esa “Nota de miel”,  que nos endulza luego de esa “daga urgente de quejidos”,  salida de las nieblas de Macbeth,.El contraste  se da entre el “fuego abrasador”, la “nota de miel” y  “los cardos creciendo en la memoria”.

No olvidemos tampoco el hechizo de la palabra que nos trae el “tenebroso encantamiento en los ojos de los dragones”.La intensidad del amor será su fuerza y su debilidad, tal como lo expresara Macedonio Fernández: “Amor   se   fue; mientras  duró/ de todo hizo placer./Cuando se fue/Nada dejó que no doliera.”

    Y  el  final nos trae a la memoria las palabras de Lord Tennyson Es mejor haber amado y perdido el amor que nunca haber amado”. Y esto se aplica no sólo a los humanos, sino a la última parte llamada el Amor, representada por una foto, una instantánea, un momento feliz que se refleja en la tapa de este libro. Esa es la vida, la comunión con la mirada de un perro que se clava en nosotros con dulzura .Los animales, los árboles heridos(“la savia cae como el llanto de un cisne”), toman su lugar verdadero en el cosmos, se los sitúa dentro de los que tienen los mismos derechos, y además se los siente, se los presenta con imágenes que nos remiten a la fuerza de ser, a la lágrima, la lluvia, el rocío, el líquido bálsamo que pasa por sobre la herida de quien dice “todo de mí tiene rotos los huesos” La suave curación es también líquida: “En el lugar de la lágrima, una gota de lluvia fresca” , y como luz espiritual cubre “ese espanto de noches desangeladas”, después de la partida de Fresia, que como su nombre lo indica, trae la fragancia de los jardines, el descubrimiento  del espíritu del ser en  esa espera de la Quinta Estación. Esa Quinta Estación con la esperanza de la reunión con Fresia, en una dimensión donde el sol no se extingue.  El sol que también existe en esta dimensión y que ella ve surgir en Trini, “blanca como la luz del paraíso”, con su “feliz despertar al asombro”.

 

La energía unitiva del amor universal y auténtico es el motor de este libro, que disfruté muchísimo.

 

                                                                       Irene Marks                                                                     

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18 septiembre 2012 2 18 /09 /septiembre /2012 10:02

 

 

 

 charliereunion.JPG

 

                                              ( Fotografìa de tapa: Beatriz Diment)

       

                                   ¡Qué reunión!

 

En esta reunión de ausentes, quienes nos ausentamos somos nosotros, partiendo

de la propuesta del autor, que nos introduce en otra realidad a través de un viaje

iniciático. Es ésta una travesía donde queda todo en suspenso y se produce un

cambio en la percepción de lo cotidiano, una entrada en lo hiperbólico,

tragicómico e irónico.

 

La sociedad cobra por ratos el aspecto amenazador de una organización kafkiana

contra la que se estrellan las frágiles ilusiones del Vigésimo Primero (“él pensaba

que esta vez lo aceptarían”), cuyos esfuerzos sobrehumanos acaban

despersonalizándolo. No debemos olvidar la crueldad de los hermanos Caramelo,

y su exigencia de que el actor deje de ser, con el fin de “encarnar” en

el personaje.

 

La caricaturización de la realidad se manifiesta en la paranoia generalizada y las

instrucciones apocalípticas del detective, generando un alarmismo en cadena. Lo

estructurado, lo material, se cuelan también en todos los rincones de la vida, en

ese “suma y resta”, como si las reglas de la sociedad llegaran hasta el alma y la

mataran, convirtiéndola en un debe y un haber, simple anotación de detalles

prácticos.

 

La malicia extrema del Dr. Asiso, o el protagonista de Aislamiento, que evita las

emociones por no poder controlarlas, o el miedo “que  estimula la existencia”

de Josecito, el temeroso se unen a las fobias de Sinforoso, a quien “no le gusta

que lo rocen otros cuerpos”, o a las razones disparatadas de Costumbres seniles,

que cobran de pronto su propia lógica tozuda.

 

Así, lo estructurado, que se opone aparentemente al delirio, termina por fundirse

a éste con locura sinfónica, pese a los esfuerzos denodados del “pequeño”, tan

“hacendoso”, pero que sin embargo considera “chistoso” burlarse de la muerte.

 

Sólo nos queda decir, con María de las Nieves: “¡Espeluznante, gordo,

espeluznante!”, mientras atravesamos, con estas alocadas microficciones,

la galería incesante de personajes humanos, excesivamente humanos.

 

                                                                                                                      

                                                                            Irene Marks

 

 

 

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19 agosto 2012 7 19 /08 /agosto /2012 13:55

 

 

 

tapamapamundi.JPG

Ediciones Proa Amerian, Buenos Aires, 2012

 

   OBRA – EMBLEMA DE UN PUEBLO, 

LA VOZ DEL MAPPA MUNDI

En esta Mappa Mundi el poeta nos habla desde un lenguaje originalísimo, profundamente humano, que como forma de expresión de lo social, lo político, lo histórico y lo local en todos sus matices esencialmente argentinos, recrea en el lector distintos sucesos e hitos de un siglo doloroso, con sus compositores de canciones, sus tangos, sus referencias futbolísticas y pugilísticas, sin olvidar las voces de los mártires, los que fueron artífices del cambio social y por ello dieron sus vidas. En ese siglo XX discepoliano, el autor, testigo vivencial y profundamente conocedor de lo popular, nos habla de los “niños vencidos” “de cara al suelo”, a la vez que su voz denuncia el ataque a la inocencia  y nos traslada de lo universal a lo local, sin caer en el intimismo, llevando el “pinta tu aldea y pintarás el mundo” de Tolstoi a su grado sumo. Se marca el contraste con referencias a la banca financiera internacional, señalado por términos en inglés, que se oponen a palabras de canciones referidas a momentos durísimos como la guerra de Malvinas, “el monstruo es grande y pisa fuerte”, que sabemos se refiere a la composición de León Gieco popularizada por Mercedes Sosa.

También ese “che, Accavallo, vení”, “un gancho –che Horacio- a la malaria” junto con el drama de “la pálidas vecinas” que protagonizan “la telenovela del país”. No olvidemos la ironía que campea también en ese “Siempre hubo pobres”. Tampoco lo espiritual  le es ajeno, el sentir el dolor del otro como propio, el amor al “barrio”,  como también  lo expresó el poeta Carlos Giovanola, que al igual que Sebastián provenía de la zona sur de Buenos Aires.

Un uso de la lengua que penetra en la problemática de la crisis actual, en la deshumanización creciente, nos lleva al profundo sentido de la comunicación, al disparador de noticias y por otro lado su muy terrible consecuencia, desde el dolor universal al alma de un pueblo, captada desde donde debe verse, desde lo popular, como bien lo supo Roberto Arlt.

Una voz indispensable, un camino que también recorrieron Nicanor Parra, Roberto Santoro y Simón Kargieman, y que el autor transita en su personalísima expresión, sumándole su largo compromiso con la realidad desde el periodismo.

Cuando la voz es meta y llegada, cuando estamos en esa voz, cuando lo que se  dice es “emblemático” de un pueblo, como afirmó el querido Ernesto Goldar, al referirse a la obra de Sebastián Jorgi, estamos ante una obra que nos compromete directamente desde el corazón.   

                                                            Irene Marks

 

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13 agosto 2012 1 13 /08 /agosto /2012 00:03

 

 

 

 

 

 

tapa-letra-marginal.JPG

 

 Editorial Dunken, Buenos Aires, 2011 

 

 

 

 

Comentario a Letra Marginal de Leonardo Gastón Herrmann

 

Una particularidad distingue y hace especial  a esta novela: el ensamble de dos géneros,

el  poético y el narrativo, que se lleva a cabo con  fluidez y sin grandilocuencia. Por un lado,

observamos en lo narrativo el acierto en la pintura cotidiana de un ambiente marginal

desde adentro (hecho nada fácil y que revela vivencias intransferibles, lo que se dice

“mucha calle” y sensibilidad por parte del autor); por otro lado, se advierte la absoluta

poesía que irrumpe en ciertos momentos en la expresión, sintetizando una situación,

(El viento atraviesa las vértebras de las fotos que se desangran) o adelantando en un

epígrafe,(Tengo estas manos mías, tan gastadas que lloran letras) con un sentimiento

fortísimo, lo que va a suceder.

 

Los capítulos mayores, que son 14, se subdividen respectivamente en 2, 3 o 4 partes, que

sirven para dar intensos pantallazos de la acción. La novela, contada en 3ª persona, está

focalizada internamente en el personaje de Roberto, que bien puede ser cualquier

empleado despedido de ENTEL en la época de las privatizaciones menemistas.

 

Recuerdo que el autor se refirió a su obra como “prosa poética”. Me permito disentir: la

considero una novela claramente estructurada, que mantiene el interés del lector, con

algunos pasajes de gran poesía. Los personajes están muy bien delineados a través de

sus acciones, su habla de distintos acentos regionales argentinos, sus preferencias

musicales y finalmente, y lo más importante, su solidaridad o su falta de lealtad. Y he aquí

el quid de la cuestión: el tratamiento de lo humano, la fuerza de la dignidad entre los que,

 teniendo tan poco, saben compartir y preocuparse por el otro, sin entrar en el clientelismo,

que -como bien lo señalan no sólo el personaje principal sino también su heroico amigo

Simón-  vienen de la mano de la traición (ya que por ese lado intentan infiltrarse en el

asentamiento los comisarios, los obispos, los intendentes  para cortar el vínculo natural

entre los desposeídos y dividirlos.)

 

Finalmente, no puedo resistirme a citar  dos pasajes que denotan solidaridad, que es en

esencia el gran tema de esta novela. El primer pasaje evidentemente narrativo:  Ante

cualquier amenaza de represión, la señal debía ser palmas para convocar a los vecinos

en cada cuadra. y el segundo pasaje que muestra el tesoro que yace en el corazón:

desde acá abajo /también se ve el sol.”

 

Irene Marks

 

 
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13 marzo 2011 7 13 /03 /marzo /2011 20:44

Gotangel-mami-copia-1.jpg



 

 


  

                 Gotángel,  Los Robinsones, 1a. ed.- Buenos Aires: El Alba Editores 2010

                                  Diseño de tapa: Efraín Guerra

 

 

 

  

Gotángel: arrabal que nunca muere

 

En esta novela la leyenda, la historia, el sentimiento y el espíritu del barrio de Barracas convergen en un argumento que recorre épocas, marca la desaparición geográfica de lugares emblemáticos y homenajea al nombrarlas a pizzerías, cervecerías y también a personajes de época (escritores, cantantes de tango). Traza, asimismo, un cuadro de época, marcando con precisión las emociones que se trenzan en el alma popular, la bohemia de los años sesenta, el machismo imperante en la sociedad y la existencia de seres que permanecen al margen de lo establecido y que, por su mismo desapego, vagabundeo o desventura pasan a constituir el alma del barrio. También están presentes la nobleza de los habitantes, su solidaridad para con el indefenso, el saber que no faltará una porción de pizza para la renguita aunque no pueda pagarla.

 

Es éste un libro donde la intensísima ternura nos convoca a sentir, a experimentar las sensaciones expresadas por los personajes: la fragilidad de Carlota, la inteligencia de Nelly, la veta aventurera del Almirante, las canalladas del Tente, los prejuicios de doña Asunta y el poeta Marco, garabateador de tangos. Este último personaje constituye el otro yo del autor, ese autor que interviene en varios pasajes para hacer comentarios que demuestran cuán empapado está de la realidad de Barracas y hasta qué punto está inmerso en ese sentir. A la vez también experimentamos el conflicto del desarraigo, tan afincado en muchos argentinos que deben abandonar su tierra, por boca de Remigio.

 

La ternura nos envuelve en un misticismo legendario, como el que une la imagen de Santa Felicitas con la renguita, o la imagen del “fantasmito” que, y no podía ser de otra manera, no es otro que el fantasma de Eduardo Arolas, que sobrevuela las calles tocando el acordeón, y que otorga a quien lo ve la identificación con el barrio de Barracas. O tal vez pueda interpretarse al revés, quien lo ve es sólo aquel o aquella que se ha identificado con el barrio. Como Carlota, cuyo destino desventurado ella relaciona inconscientemente con el de Felicitas, la que murió por amor, y que pasa a ser, junto con la renguita, la figura emblemática del barrio para muchos.

 

En cuanto al narrador, éste varía, a veces es un narrador focalizado en el interior de un personaje, como en el caso de Carlota, la carta de Nelly, o Remigio, y otras veces, hay una entrada del propio autor, y una confesión que guardaremos en suspenso y que conocemos al final del libro Ese autor que dirá:

”No te imaginás como el cantor inclinó la cabeza, alzó la viola y luego de mecerla para que del hueco saliese ese sonido-halo, quedó Barracas toda impregnada y digo impregnada porque Barracas es femenina como vos, Carlo, como Nelly, porque Barracas es mina es madre porque:

Barracas, vos guardás en tus esquinas

aquel viejo Buenos Aires

un tango y una ilusión “

 

El tiempo de la emoción, un misticismo entroncado con las leyendas del lugar, un comienzo y un final cíclicos y la esperanza que permanece a pesar de todas las hondas desgracias que aquejan a los personajes, junto con los hechos típicos protagonizados por guapos, hinchas de fútbol, cantantes, escritores y  vendedores del mercado, todos estos sucesos nos van horadando el alma hasta que quedamos cautivados porque el escritor nos ha sabido transmitir esa honda nostalgia que él mismo experimenta. Doy fe de que los personajes son reales, por ejemplo, el profesor de Latín Mascialino, que fue muy conocido en la época y después también para todos los estudiantes de Letras.

 

Sólo queda decir entonces que el viaje propuesto a través de Gotángel es para quien sepa poner el corazón.

.

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